Historia de la: Producción Musical
En la industria del entretenimiento, por tradición, la fama
y el reconocimiento siempre le es dado a aquel que personifica un personaje o
interpreta una canción, los artistas son la caras que el público conoce, que
acaparan los medios informativos y llenan teatros, salas o estadios, pero, ¿qué
sería de todo este monstruoso negocio sin la intervención de un productor?
Hay datos que sugieren que la profesión de productor, en
este caso, musical, surge a finales del siglo XIX, donde los directores de
ópera realizaban grabaciones para fonógrafo.
Durante la primera parte del siglo XX, el rol del productor
de discos, sería muy similar a la del productor de películas; organizar,
supervisar, pagar e incluso, elegir el material para los artistas.
Llegamos a los 50 y con ellos una nueva era, las salas de
grabación privadas montadas por profesionales de la materia son la sensación en
ciudades como Londres, Nueva York y Los Angeles, todo aquel con el dinero
suficiente, podía alquilar por horas estudios equipados con la más alta
tecnología, convirtiendo estos lugares en autenticas fabricas de éxitos.
El productor musical, libre e independiente del sistema
tradicional de trabajo con sellos discográficos, encontraba su nueva posición
en el medio, una posición independiente, en la cual ellos mismos eran los
dueños de su compañía, ellos mismos se empleaban y su labor, en la mayoría de
los casos, se tornó más compleja en el desarrollo de la música.
Elegir y arreglar canciones, supervisar sesiones e incluso
componer, son tareas que el productor tenía que combinar con el papel de
intermediario entre músico y disquera, además de la promoción y las ventas.
del siglo XX, el rol del productor
de discos, sería muy similar a la del productor de películas; organizar,
supervisar, pagar e incluso, elegir el material para los artistas.
Para los 60, la aparición de nuevas tecnologías como los
sintetizadores, amplificadores y modernos micrófonos hicieron que el objetivo
de los productores ya no fuera capturar con la mejor calidad, las actuaciones
en vivo de los artistas, ahora podían manipular los sonidos y crear atmósferas
y efectos que cambiarían la manera de hacer música para siempre.
En cuanto a México se refiere la figura del productor vive en la penumbra,
opacada en varias ocasiones por nombres de productores extranjeros. La historia
de la producción musical del país es extensa, aunque poco difundida, quedándose
sólo en comentarios y anécdotas entre músicos y periodistas, sin enriquecer los
debates sobre la cultura de la producción musical en México.
El primer problema que ha afectado a la producción musical
en el país es la poca difusión.
a producción musical del país es extensa, aunque poco difundida, quedándose
sólo en comentarios y anécdotas entre músicos y periodistas, sin enriquecer los
debates sobre la cultura de la producción musical en México.
El productor es un creativo que se involucra, en mayor o
menor medida, con el concepto que el artista busca, explorando formas de
encaminar el proceso creativo. Sacha Triujeque, quien ha trabajado con artistas
como Kinky, Gustavo Cerati, Juanes y Ely Guerra, explica: “El productor es
percibido a través de su combinación con el artista. La música habla por sí
sola. A veces la combinación es muy sutil, a veces muy presente. El lugar del
productor es diferente, caso por caso. Al final, de cualquier forma, sólo se
trata de capturar y presentar la canción en su mejor y más honesta forma”. Sin embargo, la falta de una cultura de producción en México
genera una serie de problemas a los que se enfrentan los productores de manera
cotidiana
La industria musical en México ha cambiado radicalmente en
los últimos años, permitiendo el surgimiento de cada vez más productores que
son reconocidos por su labor y cierto sello particular, esperando que esto
signifique el surgimiento de propuestas cada vez más interesantes.
Si bien la figura del productor musical se mantiene en
relativo anonimato, ya desde 1938 se habla de “éxitos discográficos” en México.
Recuperar las historias detrás de infinidad de discos permitirá no sólo
enriquecer el mito musical del país, sino que agrupará un vasto conocimiento
que será útil para todos los productores y músicos que están surgiendo en el
territorio nacional.